Las personas que viven sin electricidad en el mundo
se cuentan por centenas de millones. Al día de hoy, la mayor parte de esta
población emplea para iluminarse lámparas de querosén, en extremo peligrosas
por la enorme cantidad de material cancerígeno que expulsan y el tipo de llama
que generan. El denominado proyecto GravityLight 2 logró desarrollar un
novedoso tipo de lámpara, cuya fabricación masiva intenta costear a través de
la colaboración internacional.
Se trata de una lámpara que funciona gracias a la gravedad,
prescindiendo de cualquier tipo de combustible, energía eléctrica o luz solar.
A través de un sistema de cuerdas y el contrapeso de una bolsa de 11
kilogramos, la lámpara está lista para funcionar. Sólo hace falta jalar el
extremo de una cuerda, alzando el peso de la bolsa, para que la gravedad se
ocupe del resto: a medida que el contrapeso baja, el movimiento proporciona la
energía cinética necesaria para que la luz brille. Cada ciclo completo, es
decir, hasta que sea necesario repetir la operación, dura aproximadamente unos
30 minutos.
Este ingenioso invento está especialmente diseñado para ofrecer
luz a las familias de países pobres, o en vías de desarrollo, sin acceso a la
electricidad.
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