Este histórico
descubrimiento del 'sonido del universo' podría ser merecedor del Premio Nobel
de Física.
Tras más de 100 años de búsqueda, los
científicos del Instituto de Tecnología de California, el Instituto de
Tecnología de Massachusetts y la Colaboración Científica LIGO (Observatorio de
Interferometría láser de Ondas Gravitacionales) de Estados Unidos -más de 1.000 científicos- han confirmado
la existencia de las ondas gravitacionales predichas por Albert Einstein.
Un hallazgo que, sin duda, cambiará la astrofísica y la cosmología tal y como la conocemos hoy
día.
¿Qué son las ondas gravitacionales?
Las ondas
gravitacionales son ondas en el espacio tiempo, comparables a las ondas que se
mueven en la superficie de un estanque o el sonido en el aire; viajan a la
velocidad de la luz y se extienden en un patrón característico. Así, ante la explosión de una supernova o una colisión de agujeros negros se
generan ondas u ondulaciones que se expanden por todo el espacio-tiempo en el
universo.
Primera evidencia directa
Hasta ahora no
habíamos sido capaces de encontrarlas pero ahora, por primera vez, este equipo
de científicos ha observado en el tejido del espacio-tiempo ondas
gravitacionales llegando a la tierra desde un evento catastrófico en el
universo distante: el de dos agujeros negros en
colisión a unos 1.300 millones de años luz de distancia de la Tierra.
Las ondas
gravitacionales fueron detectadas el 14 de septiembre del 2015, a las 09:51 GMT
por los observatorios mellizos Observatorio de Interferómetro Láser Avanzado de
Ondas Gravitacionales (LIGO), ubicados en EE.UU. Según los físicos, estas ondas gravitacionales se produjeron en la última fracción de
segundo durante
la fusión de los dos agujeros negros que culminó en un agujero negro más
masivo.
Dicha fusión
consistió en el “beso mortal” de dos agujeros negros cuya masa
era entre 29 y 36 veces mayor a la del Sol. Su colisión liberó una energía equivalente a tres masas
solares que se propagó en forma de ondas gravitacionales en una fracción de
segundo.
“Nuestra
primera prioridad era asegurarnos de que no estábamos engañándonos a nosotros
mismos. Nos fijamos en cada posible explicación no astrofísica y
sistemáticamente las descartamos. Solo entonces dirigimos nuestra atención a
las implicaciones astrofísicas. Esta primera observación de ondas gravitatorias abre un nuevo campo de la astronomía,
una en la que 'escuchamos' las vibraciones del espacio mismo usando instrumentos de
sensibilidad sin precedentes”, aclara Keith Riles, coautor del trabajo y profesor de física en la
Universidad de Michigan.
La
confirmación de la existencia de las ondas gravitacionales o lo que podríamos
llamar el “sonido del universo”, evidencia las visionarias predicciones
expuestas por Einstein en la Teoría de la Relatividad en 1916.
El histórico
descubrimiento se publicará en la revista Physical Review Letters ypodría ser merecedor del Premio Nobel de
Física.
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