Hubo un tiempo en el que nuestro
satélite se encontraba tan cerca de la Tierra, que si hubiéramos estado vivos
la habríamos visto 20 veces más grande que ahora.
Jordi Pereyra
Por mucho que nos haya maravillado y ayudado a lo largo de la historia,
la posición de la Luna no
tiene nada de casual: nuestro satélite se ha estado alejando de la Tierra
desde el momento de su formación y seguirá haciéndolo a un ritmo
de unos 3 centímetros anuales.
En la actualidad la Luna da vueltas alrededor de la Tierra a unos
370.000 kilómetros de media. Pero en el momento de su formación, después de que
un cuerpo del tamaño de Marte chocara
contra la Tierra primitiva y los escombros que quedaron en órbita se unieran
para formar nuestro satélite, la Luna se encontraba sólo a entre
19.000 y 30.000 kilómetros de distancia. Si hubiéramos estado vivos en
aquella época, hace 4.500 millones de años, hubiéramos visto una Luna 20 veces
mayor en el cielo que hubiera tapado por completo el Sol durante
un eclipse, por supuesto. O sea, que de eclipses perfectos, nada de nada. En
realidad, son una coincidencia relativamente reciente.
Y lo mismo ocurrirá en el futuro: a medida que la Luna se vaya alejando
de la Tierra, esta irá cubriendo una menor cantidad del disco solar durante los
eclipses. Por suerte, la Luna nunca abandonará la órbita de la Tierra porque en
unos 50.000 millones de años la suya se estabilizará y terminará situada en una
órbita en la que tardará 47 días en completar una vuelta alrededor de nuestro
planeta, en vez de los 27 días actuales.
Cuando esa época llegue, la Luna se encontrará a 970.000 kilómetros de
la Tierra y tendrá un tamaño en el cielo 2,5 veces menor que su tamaño actual…Algo que tampoco
importará mucho, en realidad, ya que por aquel entonces hará decenas de miles
de millones de años que el Sol se habrá tragado el sistema Tierra-Luna
tras convertirse en una gigante roja.
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