Ser Zen
Tener autocontrol significa manejar conscientemente nuestra existencia conociendo nuestras posibilidades y nuestros límites.
Ese es el camino para alcanzar un mayor bienestar y evitar las conductas autodestructivas.
Hace
algunos años un estudio interesante fue objeto de discusiones académicas y
debates intensos. Un equipo del departamento de psicología y neurociencias de
la Universidad Duke, de Estados Unidos,introdujo el concepto del Autocontrol
como muy importante para entender el desarrollo evolutivo de los ciudadanos de ese país. En las
estadísticas presentadas se esgrimía que la
carencia de esta habilidad era el principal determinante de problemas de salud
y conflictos con la ley, entre otros.
Hasta entonces se había hablado de impulsividad, de emociones
negativas o de pobre cognición social para explicar estos aspectos de la vida
social, pero la alusión al Autocontrol puso en agenda un tema poco estudiado.
La importancia del estudio radica en que siguió, durante 32
años, a 1.000 niños a través del sistema de salud y el sistema social, entre
otros.
Cómo
fue el estudio
En la primera década se cruzaron datos estadísticos del niño con reportes con
respecto a sus conductas de autocontrol. Investigadores que lo observaron,
maestros y padres trazaron un perfil de cómo dominaba sus emociones e
impulsividad a los 3, 5, 7, 9 y 11 años.
Ya entonces se podía hacer una clasificación de niños “con pobre
autocontrol” y niños “con adecuado autocontrol”.
Luego, las estadísticas de todo el sistema
social-educativo-sanitario completaron ese perfil arrojando información sobre
sus años posteriores. Cómo completó sus estudios (¿abandonó, repitió, se
distinguió como estudiante?), cómo fue su salud en los años de su juventud
hasta la adultez y si infringió o no la ley, fueron algunos de los elementos
claves en la investigación.
Además, los investigadores contaban con una buena base de datos
de las familias de cada uno en aspectos como la salud de los padres, la
condición socioeconómica, el nivel educativo, etc.
Obviamente luego se trataba de comenzar a tejer toda esta
información para darle forma comprensiva y coherencia explicativa. ¡Y eso es lo
que los investigadores hicieron!
Entonces,
¿qué es el autocontrol y cómo impacta?
En nuestros programas para el manejo del estrés, tener control de uno mismo es
algo muy positivo y no está asociado al poder, a subyugar algo/alguien ni a
comandar rígidamente una condición interna (emoción).
Tener autocontrol significa
manejar conscientemente nuestra existencia conociendo nuestras posibilidades y
nuestros límites. Parafraseando a Confucio, “saber lo que se puede y lo que no
se puede. Esa es la característica del hombre que sabe”.
En este estudio, el concepto de Autocontrol designa algo
similar, esto es, la capacidad de retrasar la gratificación, de controlar
impulsos y modular la expresión emocional.
Un niño a los 3 años ya puede comenzar a lograr los rudimentos
de esta capacidad. De hecho, el control de esfínteres es uno de los logros de
autocontrol más importantes de esta temprana edad.
El alcanzar un mejor autocontrol de nuestras conductas parece
tener que ver con condiciones genéticas, socialización e inclusive coeficiente
intelectual, pero ninguno es determinante. De hecho, ni siquiera el estatus
socioeconómico parece hacer la diferencia.
Ahora bien, lo que el estudio demuestra categóricamente es que
si nos enseñan a lograr autocontrol en nuestras vidas, todo saldrá mejor:tendremos
menos problemas de salud puesto que incurriremos en menos conductas
autodestructivas (fumar,
consumir drogas, etc), no violaremos las leyes (a diferencia de quienes tienen
pobre autocontrol y registran problemas con la justicia) yalcanzaremos
un mejor posicionamiento profesional y económico.
Por todo esto es que los economistas han sido quienes
principalmente pusieron su mirada en esta capacidad, sopesando el enorme impactoque puede
tener una adecuada intervención familiar/educativa en la vida de los niños a
posteriori.
Es evidente que necesitamos más programas que enseñen a los
pequeños a manejar saludablemente las emociones y a monitorear y gobernar sus
impulsos aun antes que capacitarlos en sus habilidades
cognitivas-intelectuales.
Una educación más holística es lo que se impone.
* El autor es psicólogo, coordinador de Mindfulness en INECO y
Director del Postgrado de Mindfulness en la Universidad Favaloro.
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