El
Sol es su materia prima, pero genera electricidad las 24 horas de manera
independiente.
Por: PATRICIA
VILDÓSOLA ERRÁZURIZ |
Foto:
Archivo particular
Este tipo de plantas que producen energía por medio de los rayos solares
ya se están usando en EE. UU., España y Chile.
Parece un vigía erguido en el
desierto. A sus pies, un séquito de más de 10.000 silenciosos seguidores lo
rodea. Con sus brillantes caras estratégicamente enfocadas captan el calor del
Sol y se lo entregan. Las sales lo capturan y corren a guardarlo celosamente,
hasta que les llega la orden de liberarlo. Día y noche, durante las 24 horas,
los miles de espejos o heliostatos, como se llaman, y la torre capturan y
convierten el calor del sol en electricidad.
No se trata de una planta
fotovoltaica –que funciona con paneles solares–, sino de una de concentración
solar, una tecnología que, en sus distintas modalidades, ya producía cerca de 4
GW en el mundo a principios del 2014, según la información de la Agencia
Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés). La diferencia
consiste en que, al contar con un sistema de almacenamiento de calor es, junto
con la hidroeléctrica, la única de las energías renovables no convencionales
(ERNC) que puede generar electricidad las 24 horas del día.
“Esta es la nueva generación en
tecnología solar, ya que resuelve en forma rentable los temas de intermitencia
experimentados con otras fuentes de energías renovables, como la fotovoltaica y
el viento. Además, elimina la necesidad de tener un respaldo de energías
fósiles, como gas natural, que sí necesitan otras tecnologías térmicas
solares”, comenta desde Estados Unidos Tom Georgis, vicepresidente sénior de
desarrollo de Solar Reserve.
Georgis se refiere a la posibilidad
de almacenamiento integrado de energía que permite que las plantas de
concentración acumulen el calor por más de 10 horas y lo utilicen para generar
electricidad incluso en la noche o en momentos donde aumenta la demanda.
“Es un paso importante hacia el aprovechamiento
de los abundantes recursos de energías renovables y limpias, y aporta a la
competencia en el sector eléctrico y para la diversificación de la matriz de
generación”, comenta Carlos Finat, director ejecutivo de la Asociación Chilena
de Energías Renovables. Agrega que uno de los impactos de esto es precisamente
su bajo nivel de emisiones: “Las emisiones de CO por MWh producido por una
central de concentración solar son 50 veces más pequeñas que las emisiones de
una central termoeléctrica a carbón”, comenta.
¿Cómo funciona?
Para que el sistema funcione se
requiere captar el máximo de energía solar y dirigirla hacia el lugar que tiene
en su interior el sistema de generación y de almacenamiento.
Una planta de este tipo consiste en
una torre de 200 metros que tiene en su parte superior un receptor, por el cual
circulan sales disueltas. Alrededor de ella se instalan cientos de espejos
–heliostatos– que captan y dirigen el máximo de concentración solar hacia el
receptor.
“Las sales, que están disueltas en un
estanque de baja temperatura, a 280° C, llegan hasta el receptor. Allí su
temperatura se eleva a entre 500 y 600 grados Celcius, entonces son conducidas
hasta un segundo estanque que las almacena hasta el momento en que se las
requiere. Eso es lo que permite generar según demanda, incluso de noche”,
explica José Antonio Lobo, director de desarrollo de Solar Reserve Chile.
Según la información de la Agencia
Internacional de Energía, se espera que las plantas de concentración solar sean
las responsables de al menos el 11 por ciento del suministro eléctrico del
mundo al 2050, alcanzando los 1.000 GW, lo que limitaría en más de 2,1
gigatoneladas las emisiones de CO anuales.
Por la alta inversión que requiere
una concentradora solar, son instalaciones orientadas principalmente a
industrias de gran escala o para entregar un aporte importante al sistema de
generación de un país, ya que tienen una gran capacidad de generación.
De acuerdo con los especialistas,
este sistema es uno de los más seguros desde el punto de vista ambiental: si
bien cubre amplios espacios de terreno, para la instalación de los heliostatos,
no genera ruido ni olores, ni emite gases de efecto invernadero.
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