Esta semana se 'bautizaron'
cuatro nuevos, que completan la séptima fila.
Por: ANDRÉS MONTENEGRO V. |
Foto: REUTERS
El profesor Kosuke Mori muestra dónde quedará el
elemento 113.
La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada
(Iupac, por sus siglas en inglés), entidad que se encarga de los estándares
para darles nombres a los compuestos químicos, aceptó el pasado diciembre el
descubrimiento de los cuatro elementos que faltaban para completar la séptima
fila de la tabla periódica.
Nihonio, moscovio, tenesino y oganesón representan
un país, una región, una ciudad y un científico, y serán los nombres de los
elementos 113, 115, 117 y 118 de esta tabla que todo estudiante de colegio
tiene que estudiar y hasta aprenderse de memoria. Lo que sigue es una revisión
pública, durante cinco meses, para lograr la aprobación final por parte del
Iupac.
El número que ocupa cada elemento en la tabla
periódica hace referencia a la cantidad de protones en el núcleo del átomo.
Así, el hidrógeno solo tiene uno, el oxígeno tiene ocho, el oro tiene 79. Los
nuevos elementos son denominados ‘superpesados’, por su núcleo ‘gigante’. El
elemento 118, por ejemplo, es el más pesado de los conocidos hasta ahora.
Como es tradición en el campo de la química, el
derecho para bautizar los elementos es de los descubridores. Sin embargo, para
que el nombre sea aceptado debe seguir algunas reglas.
Los nuevos elementos pueden ser nombrados por un concepto, un personaje mitológico o astronómico, un mineral o sustancia similar, un lugar geográfico, una propiedad del elemento o un científico.
Los nuevos elementos pueden ser nombrados por un concepto, un personaje mitológico o astronómico, un mineral o sustancia similar, un lugar geográfico, una propiedad del elemento o un científico.
La terminación del nombre también debe mantener una
consistencia histórica. Para elementos que pertenecen a los grupos 1 a 16, la terminación en
inglés más recurrente es ‘-ium’, como titanium; para los del grupo 17 es
‘-ine’, como chlorine, y para el 18, ‘-on’, como neón. Además, la traducción a
otros idiomas debe ser sencilla.
Para el elemento 113, que se conoce hasta ahora
como ununtrium, los científicos del centro de investigación Riken (Japón)
propusieron nihonium o nihonio y el símbolo atómico Nh. Este proviene de la
palabra ‘Nihon’, una de las dos formas de decir Japón en japonés, y
significa “la tierra del sol naciente”, como se le conoce a ese país.
Los investigadores agregan que el nombre intenta
tener una relación con el país ya que este es el primer elemento descubierto
por una nación asiática. El equipo, liderado por el investigador Kosuke Morita,
dice que es un homenaje al trabajo del científico Masataka Ogawa, que en 1908
contribuyó al descubrimiento del Tecnecio. También esperan que la fe y el
orgullo en la ciencia ayuden a combatir la confianza perdida por el accidente
nuclear en la planta de Fukushima en el 2011.
Los elementos 115 “unumpentium” y 117 “ununseptium”
serán nombrados por el equipo ruso-estadounidense que trabajó en su
descubrimiento y que incluye el centro de investigaciones nucleares Dubná
(Rusia), el laboratorio Oak Ridge, la Universidad Vanderbilt, y el laboratorio
nacional Lawrence Livermore, estos tres últimos ubicados en Estados Unidos. Los
elementos también seguirán la tradición de nombrarse por un lugar o región
geográfica.
El nombre propuesto para el elemento 115 es
moscovium o moscovio y su símbolo atómico Mc. Es un reconocimiento a la
tierra ancestral rusa y a la zona de Moscú (Rusia), hogar del instituto de
investigaciones nucleares Dubná, donde este fue descubierto.
Para el 117 se planteó tennessine o tenesino y su
símbolo atómico Ts. Alude a la región de Tennessee, en Estados Unidos, donde
está el laboratorio Oak Ridge, y las universidades de Vanderbilt y de
Tennessee, líderes del descubrimiento.
Con el último elemento de la tabla, el 118, habría
un cambio de ununoctium a oganesson u oganesón, acompañado con el símbolo Og.
Su nombre es un tributo al físico nuclear ruso Yuri Oganessian que,
entre sus múltiples estudios, contribuyó a las investigaciones de elementos
superpesados que solo pueden ser creados en el laboratorio. El científico fue
director del centro de investigaciones Dubná y actualmente tiene 83 años. El
hallazgo fue una colaboración del Instituto Central de Investigaciones
Nucleares en Dubná (Rusia) y el laboratorio Lawrence Livermore en Estados
Unidos.
La organización agregó que algunos laboratorios
ya están trabajando para conseguir los elementos de la octava fila de la tabla
periódica y consolidar la identificación del copernicio, nombrado así en el
2009 por investigadores alemanes en honor al científico Nicolás Copérnico.
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