miércoles, 29 de junio de 2016

'LO QUE SE VIENE CON LA NIÑA ES UN GRAN SIGNO DE INTERROGACIÓN'

Tras la sequía de El Niño, meteorólogos tienen el reto de estudiar cambio en el océano Pacífico.

Por:  Laura Betancur Alarcón  | 
Foto: Archivo EL TIEMPO
El Niño se caracteriza por la falta de lluvias en Colombia. La Niña, en cambio, se caracteriza en nuestro país por el exceso de precipitaciones.

El más reciente fenómeno de El Niño, que se vivió desde el 2015 hasta finales del mes pasado, fue uno de los tres más intensos en los últimos 60 años en el mundo y, en Suramérica, tuvo especial impacto en las condiciones de sequía en Colombia, Brasil y Venezuela.

Aun cuando muchos aún están asimilando sus efectos, ya surgieron interrogantes por la probable ocurrencia, a fin de año, del fenómeno contrario: el de La Niña. Así lo plantea 
Rodney Martínez, oceanógrafo y director del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen). En diálogo con EL TIEMPO, el investigador explicó los retos científicos que se tienen desde la meteorología con estos dos fenómenos.

Vale recordar que El Niño y La Niña dependen de la temperatura del océano Pacífico; cuando se calientan las aguas más de 0,5 centígrados en un periodo prolongado se habla de El Niño, cuando se enfría por debajo de esta cifra se habla de La Niña.


El Niño se caracteriza por la falta de lluvias en Centroamérica y el norte de Suramérica, en países como Colombia, pero se manifiesta con fuertes lluvias en el cono sur del continente. La Niña, en cambio, se caracteriza en nuestro país por el exceso de precipitaciones; en otros lugares del mundo, por otro lado, se presenta con aumento de la temperatura.

Martínez, colaborador del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, es uno de los invitados al Segundo Taller Regional sobre los Impactos del fenómeno de El Niño, cuyo anfitrión es el Ideam y que se lleva a cabo en Bogotá hasta este miércoles.

En comparación con otras regiones, ¿cómo impactó El Niño 2015-2016 a Suramérica?

Suramérica fue una de las regiones más impactadas, pero guardando las proporciones con Asia y África, las cosas estuvieron peor en esos continentes; en general, América Latina no estuvo exenta. El evento más destacado fue la intensidad de la sequía, pues el déficit de lluvias estuvo más marcado. Se considera como un Niño más seco, por eso todos los países que presentan menos lluvias sufrieron mayor severidad.

¿Cómo se comportó El Niño en Colombia con respecto a otros países de la región?

El Niño 2015-2016 se ubica como uno de los tres más fuertes desde 1950, es decir, comparable con el de 1997-1998 y el de 1982-1983. La falta de lluvia se venía presentando desde el 2014, lo que hace que sea más dramático el evento en los países. Diría que Colombia, Venezuela y Brasil estuvieron expuestos a condiciones realmente críticas. En Paraguay, Uruguay y el norte de Argentina hubo fuertes lluvias que generaron inundaciones.

¿Qué retos le quedan a la ciencia después de este Niño tan severo?

Debemos analizar por qué si fue un Niño tan fuerte, a Ecuador y Perú no los afectó como se esperaba. Creo, además, que vamos conociendo más la interacción entre diferentes fenómenos de variabilidad climática; esto va a ser muy relevante en los próximos meses cuando empecemos a estudiar a La Niña. Por ejemplo, factores como el cambio climático, que amplificó a El Niño, ¿cómo va a afectar a La Niña? Por un lado el planeta se sigue calentando, el Pacífico está con tendencia a estar más cálido por la oscilación decadal (ciclos de calentamiento y enfriamiento del Pacífico, que se dan cada tres décadas), pero se va a dar un potencial enfriamiento del Pacífico con La Niña.
¿La Niña, entonces, sería menos fuerte por tener un planeta cada vez más caliente?

En estos momentos no podemos hacer una predicción de La Niña, solo tenemos los datos de los modelos que dicen que vendría a final del año. Con la evidencia que tenemos es muy difícil decir algo sobre ese fenómeno, porque estamos todavía sintiendo que la atmósfera responde a El Niño.

Otro hecho es que para esta época del año pasado ya teníamos la certeza de El Niño, y hoy no pasa lo mismo con La Niña, porque la ausencia de calor no es tan contundente científicamente como el exceso de calor. No sabemos cómo ese vacío de calor va a repercutir en el clima global.

Creo que en este momento la recomendación es seguir muy de cerca la evolución. Lo que sí sabemos es que poquito a poco el Pacífico se está enfriando.

El 2015 fue el año más cálido en la historia y mes a mes se siguen rompiendo los récords de temperatura, ¿qué tanto aportó El Niño a esto?

Eso habrá que investigarlo, lo que hoy sabemos es el resultado del cóctel de tener El Niño, el cambio climático y la oscilación decadal positiva en el Pacífico. Por un lado, suponemos que El Niño pudo haber contribuido al récord, pero ya estamos con el fenómeno declinando y seguimos rompiendo los récords de temperatura mes a mes.

Esa es una señal de que el cambio climático se está manifestando muy fuertemente. Pero, por otro lado, tenemos que analizar cómo se comportará el océano en fase fría. Lo que se viene con La Niña es un gran signo de interrogación.

Laura Betancur Alarcón
Redactora de EL TIEMPO

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