Simple y genial. Así deberían ser todos los
gimnasios del mundo. En un gimnasio ecológico se puede generar un promedio de
37.000 kilovatios a la hora a pleno rendimiento, una cantidad más que
suficiente para cubrir las demandas energéticas de una de estas instalaciones.
El culto al cuerpo ha experimentado un crecimiento
espectacular en los últimos años, no solo con la fiebre del running, el
ciclismo y otros deportes al aire libre, también con la apertura de numerosos
centros deportivos con gran variedad de servicios y horarios adaptados al
cliente.
Sabemos que
hacer deporte es un hábito saludable que debemos practicar con cierta
regularidad para mejorar nuestra condición física y prevenir la aparición de
enfermedades cardiovasculares, y dado el caso, ¿Por qué no hacerlo en un
gimnasio ecológico donde se genera energía mientras ejercitas tu cuerpo?
Eso es exactamente lo que plantea el Green Gym,
un innovador concepto de gimnasio que aprovecha la fuerza física y mecánica de
los usuarios durante sus rutinas de ejercicio para generar energía eléctrica
100% limpia. Ya existen precedentes de instalaciones donde se utiliza la
actividad humana para generar electricidad, pero la idea de crear un gimnasio
capaz de autoabastecerse energéticamente de forma sostenible gracias al
esfuerzo de sus socios es realmente innovadora.
El responsable de esta idea visionaria es Adam
Boesel, un entrenador personal sensibilizado por la ecología y el respeto al
medio ambiente, que supo cómo sacarle partido al consumo de calorías durante el
ejercicio físico. Boesel inició su andadura en 2010 con la apertura de tres
centros oficiales funcionando bajo este modelo sostenible de gimnasio en el
estado de Oregón, EEUU, y desde entonces consiguen un ahorro anual de un 85% de
energía en comparación con lo consumido por un gimnasio convencional.
Esto supone generar una media de 37.000 kilovatios a
la hora gracias a los ejercicios de tonificación muscular y rutinas de cardio
que realizan diariamente sus socios en las máquinas habilitadas en el centro.
El interés suscitado por esta innovadora forma de crear conciencia ecológica
mientras ejercitas tu cuerpo ha hecho que se extendiera a otras latitudes, con
la apertura del primer Green Gym europeo en la ciudad de Berlín.
¿Cómo funciona el gimnasio ecológico?
Básicamente, consiste en conectar tanto las cintas
de correr como las bicicletas de spinning y elípticas a un generador central,
con el objetivo de transformar la energía cinética generada durante el pedaleo
en electricidad. Toda esa energía generada es inyectada posteriormente a la red
general del local para alimentar de forma autónoma todas las instalaciones del
centro sin necesidad de depender de la red eléctrica general.
Según los reportes registrados por los responsables,
un usuario medio puede generar entre 50 y 150 watts en una sesión de 30 minutos
de ejercicio. Una cantidad nada despreciable teniendo en cuenta que la
afluencia a estos centros se ha incrementado en los últimos años con la apertura
de sus instalaciones los siete días de la semana y con un horario intensivo de
8.00 a 22.00 que permite una mayor rotabilidad de usuarios.
La idea del Green Gym no solo basa su autonomía
energética en la fuerza física de los usuarios que acuden diariamente al
centro, también se complementa con la instalación de paneles fotovoltaicos que
permiten cubrir la demanda energética en los momentos de menor producción.
Además, la energía eléctrica obtenida se rentabiliza con el uso eficiente de
las instalaciones del centro como la iluminación, la climatización o los
equipos electrónicos e informáticos del centro.
A partir de ahora, si no consigues bajar de peso en
uno de estos gimnasios ecológicos, al menos puedes contribuir con tu esfuerzo a
fomentar el uso sostenible de los recursos energéticos y a mejorar el medio
ambiente entre todos los socios.
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