Están hechas de esta planta tropical que crece cada cuatro meses
y que además produce agua.
Aunque el mayor
miedo de sus clientes es que se desarme, se parta o no resista, sus promotores
demuestran su aguante al movilizarse en la ciudad. Se trata de bicicletas
hechas de bambú.
Para los hermanos
Ricardo y Diego Aza, eso está más que comprobado.
“Me fui hasta
Cartagena en mi cicla, me demoré 11 días en llegar, pero mi bici hecha de acero
natural es todoterreno, llegó como si la hubiera montado solo unos kilómetros”,
relató Diego, cuando mostraba orgulloso la bici con la que viajó.
Esta idea nació hace
tres años, pero hasta hace año y medio registraron la marca Basilisco Bike,
cuyo nombre obedece a que lo relacionaron con un animal conocido como
jesucristo, un lagarto que tiene la habilidad de caminar sobre el agua.
Desde que estudiaban
diseño industrial y comunicación social le han apostado a la movilidad
sostenible.
Aunque siempre han fabricado y diseñado bicis, hacerlas en bambú no ha sido una
tarea fácil.
“Fueron 18 meses
durísimos, en los que rompimos más de 10 bicicletas, hasta que encontramos el
prototipo ideal. Nunca desistimos del proyecto”, dijo Ricardo Aza, uno de los
fundadores.
Según cuenta, este
sueño casi los deja en la quiebra, pues invirtieron sus ahorros de toda la vida
para apostarle al proyecto, aunque tienen siempre presente la ayuda de los
otros colectivos de bicis.
Hoy, Basilisco Bike
cuenta con un café llamado La Biela, en la carrera 20 con calle 88, para que
las personas allí interactúen, las vean, las toquen y las monten para quitar el
miedo que les produce esta cicla de ‘palo’.
Estos dos hermanos
no solo han cambiado el pensamiento de bogotanos, con respecto al material de
la bici, pues fueron elegidos como representantes de Latinoamérica, en
movilidad sostenible, en Yopal.
El reconocimiento es
porque estos emprendedores cultivan su propio bambú, en una finca de su hermano
mayor, quien es zootecnista.
El lugar está
ubicado en San Francisco (Cundinamarca), donde crece esa planta tropical de
tallo en forma de caña cada cuatro meses. Aparte de aportarles su materia
prima, les genera agua en la finca.
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