¡Y se hizo la luz! No hizo falta un proyecto
complejo de tendido eléctrico, ni quemar miles de litros de combustible. Una
simple idea ha permitido atrapar la potencia del Sol en una botella para
alumbrar las desvencijadas y oscuras viviendas de una comunidad humilde en
Filipinas.
La lámpara no es más que una botella transparente de
plástico rellena con agua purificada y lavandina (clorox), que se inserta en
orificios abiertos en los techos para aprovechar la luz exterior durante el
día.
El efecto es sorprendente. Los rayos del Sol viajan
a través del envase y la mezcla genera una refracción brillante de 360 grados,
que ilumina cualquier habitación con la misma intensidad de una bombita
eléctrica de 55 watts, a un costo de 2 a 5 dólares.
La idea forma parte del proyecto “Un litro de luz”
de la organización MyShelter Foundation Inc., que tiene la
ambiciosa meta de llevar luz a un millón de hogares filipinos en 2012, en un
país donde el alto costo de la electricidad es una de las principales
preocupaciones.
Con el uso de energía 100 por ciento renovable y
materiales de fácil adquisición, la inicitiva mejora la calidad de vida y
alivia el bolsillo de los filipinos, cuyos ingresos generalmente no sobrepasan
los 18 dólares al mes.
El procedimiento es sencillo y no requiere mucho
entrenamiento. Se llena la botella transparente de 1,5 litros con agua
purificada y se agregan tres cucharadas de lavandina. Luego se sella la tapa
herméticamente. La lavandina evita el desarrollo del moho en la solución, que
puede durar hasta 5 años, mientras el agua destilada o purificada aporta mayor
claridad.
Una vez preparada la mezcla, se hace un orificio en
una lámina de zinc o fibra de vidrio, donde se inserta la botella hasta la
mitad. A continuación se perfora un agujero similar en el techo de la casa y se
ajusta con firmeza el artefacto, teniendo como tope la pequeña lámina.
Finalmente se aplica un sellador potente para evitar filtraciones. Este es el
resultado:
La bombita solar es una innovación de los
estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en EE.UU., y se
basa en los principios de Tecnologías Apropiadas –“un concepto que provee
tecnología simple y fácilmente replicable para satisfacer las necesidades
básicas de las comunidades en desarrollo”. Hasta el momento ha traído
beneficios a vecindarios de Brasil, México y Filipinas.
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