Las altas temperaturas y los cambios de hábitos
del verano aumentan el riesgo de padecer arritmias cardíacas e ictus, especialmente
en pacientes de enfermedades cardiovasculares o bajo tratamiento
anticoagulante, tal y como ha explicado el Jefe del Servicio de Cardiología del
Hospital Ramón y Cajal, el doctor Zamorano.
"Las temperaturas extremas pueden provocar una descompensación
cardíaca. En el caso de personas que padecen hipertensión o fibrilación
auricular, el riesgo es aún mayor", ha señalado Zamorano. Para prevenir
estos casos, se recomienda evitar una larga exposición a condiciones extremas
de calor y humedad, especialmente aquellas personas con insuficiencia cardíaca,
ya que su corazón tiene una capacidad menor de reserva para disminuir el calor
corporal y puede sobrecargarse.
Zamorano ha destacado la importancia de tener la medicación a
mano, preferentemente en el neceser junto a objetos de uso cotidiano como el
cepillo de dientes o la maquinilla de afeitar, además de "seguir una serie
de pautas para proteger el corazón y el cerebro". De esta forma, "se
puede disfrutar del verano con plenitud usando el sentido común y llevando
hábitos de vida saludables", ha afirmado.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80 por ciento
de los accidentes cardiovasculares son prevenibles, y es importante prestar
especial atención a la salud en verano, principalmente por el cambio de rutinas
y temperaturas que pueden aumentar el riesgo de descompensaciones
cardiovasculares.
HAY QUE CONSULTAR AL MÉDICO ANTES DE VIAJAR
Cualquier paciente anticoagulado debe consultar a su médico para
determinar si el viaje y las actividades que se vayan a realizar pueden
interferir con su medicación habitual. Además, se deben preparar las dosis de
medicamentos que se van a necesitar durante las vacaciones, recuerda el doctor
Zamorano.
En España, la asistencia sanitaria en cualquier hospital o centro
de salud está asegurada, pero si se viaja fuera, es recomendable informarse
previamente sobre la situación legal y sanitaria del país de destino para no
tener ningún problema al ser atendido.
UNA BUENA HIDRATACIÓN Y ALIMENTACIÓN
En general es recomendable beber mucha agua, pero para los
pacientes anticoagulados es imprescindible consumir entre dos y dos litros y
medio de agua embotellada, evitando el agua corriente que puede producir
diarreas. Cualquier complicación intestinal puede causar alteraciones en el
índice de coagulación (INR) de los pacientes anticoagulados con antivitamina K
y descompensar su tratamiento, mientras que en los pacientes bajo tratamientos
anticoagulantes de acción directa, los efectos serán menores.
Para los pacientes con tratamientos antivitamina K, la
alimentación debe estar formada por cereales, fruta fresca, pescado azul,
espárragos, calabacín o tomates, es decir, alimentos cardiosaludables, y evitar
aquellos ricos en vitamina K, como el brócoli o la col. Además, el consumo de
grasas saturadas, bebidas alcohólicas, café y sal debe ser moderado y se
recomienda eliminar totalmente el tabaco.
Aunque el consumo promedio de sal está entorno a 10 gramos de sal
al día, los pacientes anticoagulados deben reducir esa cantidad a 5 gramos
diarios, ya que influye en la función endoletial y en el desarrollo de
hipertensión arterial. Fuera de casa, se recomienda pedir siempre platos sin
sal.
La vitamina D también es muy importante, ya que su déficit está
directamente relacionado con la aparición de diabetes, hipertensión, infartos o
ictus, según la Asociación Americana del Corazón. Es aconsejable reservar diez
minutos diarios de exposición solar a primera hora de la mañana o a última hora
de la tarde para que la vitamina D sea metabolizada de forma óptima.
EL SEDENTARISMO TAMBIÉN AUMENTA EL RIESGO
Uno de los factores de riesgo que favorece la aparición del ictus
es el sedentarismo, por lo que el doctor Zamorano recomienda que los pacientes
caminen al menos 40 minutos al día, y si es posible, por la playa, ya que
favorece la circulación sanguínea. Para realizar deporte, es preferible hacerlo
entre las 11:00 y las 17:00 horas, donde se concentran las mayores
temperaturas.
También se debe evitar bañarse en aguas con temperaturas
inferiores a 25 grados centígrados, ya que los cambios extremos de temperatura
pueden provocar una angina de pecho. En el caso de que se practique natación,
ser recomienda realizar el estilo libre, braza o espalda para las personas que
padecen una descompensación cardiovascular.
El deporte, ajustado a las capacidades y necesidades físicas de
cada persona, tiene beneficios tanto para la salud como para el estado de
ánimo, al igual que un reposo adecuado. Una breve siesta de 30 minutos durante
las horas centrales del día puede ayudar a recuperar energía y a disminuir la
presión arterial, uno de los factores que más influyen en la aparición de
enfermedades cardiovasculares.
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